miércoles, 10 de marzo de 2010

D. LEANDRO F. NIÑO, MAESTRO DE GUADALMEZ

Había nacido D. Leandro Niño en la localidad ciudarrealeña de Villarrubia de los Ojos un 13 de marzo de 1857, y muy probablemente a partir de 1875 se encontraba ya como Maestro de primera enseñanza elemental en la aldea de Guadalmez, es decir, casi desde el mismo momento de terminados sus estudios, y donde permanecería el resto de su carrera profesional.

De talante liberal en cuestiones de enseñanza, aunque de moral conservadora, e imbuido en los planteamientos regeneracionistas de la época, que luchaban por hallar las causas de la decadencia de España, se tomó muy en serio su labor docente, como medida para poder sacar al pueblo llano del analfabetismo, y así lograr una sociedad mejor preparada, que pudiera trabajar para hacer de España un gran país. A tal grado llegaba su compromiso, que incluso en 1887 solicitó al Ministerio de Instrucción pública poder seguir como Maestro de Guadalmez, aunque el Concejo de la Aldea no tuviera dinero con que poder hacer frente a su sueldo:

“... El ilustrado Maestro de primera enseñanza, D. Leandro Niño, ha ofrecido regentar gratuitamente la Escuela de adultos de Guadalmez (Ciudad Real), en caso de que el Ayuntamiento no cuente con recursos para sostenerla...”

En el año de 1882 participó como ponente en el Congreso que sobre educación se celebró en Madrid, y allí coincidió con el político D. Segismundo Moret, vecino ocasional suyo de Guadalmez, cuando éste acudía a su Palacio de la Vega de San Ildefonso, en busca de la tranquilidad que su agitada agenda madrileña le negaba. Allí propuso que a los analfabetos se les debía enviar a las islas de Cuba y Puerto Rico, a aquellas mismas islas, donde veinte años antes, el 4 de julio de 1870, había sido abolida la esclavitud, siendo Ministro de Ultramar D. Segismundo Moret. Puede que aquí se precipitase D. Leandro en su afán por exterminar el analfabetismo del suelo patrio. Una década más tarde, en julio de 1892, volvió a participar, junto a miembros y rectores de universidades, ateneos, institutos e incluso el Ministro de educación brasileño, en el Congreso internacional pedagógico, de ámbito hispano-portugués-americano, celebrado nuevamente en Madrid. En ambos aparecía inscrito como Maestro de la Escuela pública de Guadalmez.

Por toda su labor en pro de la educación, y a propuesta del Ministerio de Fomento, con el aval del Marqués de Perales, fue reconocido con la Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica el 21 de octubre de 1895, impuesta por la misma reina regente, María Cristina, en nombre de su augusto hijo Alfonso XIII.

En 1897, vería la luz su obra “Tratado geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Ciudad Real”, editada en un tomo encuadernado en rústica y de 164 páginas, en la que pretendió recopilar todo el conocimiento que sobre Ciudad Real y su provincia, pudiera ser de utilidad para sus estudiantes. Años más tarde, en 1905, la editorial Sucesores de J.M. Ruiz-Morote de Ciudad Real, publicará una segunda edición, reformada, notablemente ampliada y aprobada por Real Orden de 8 de junio de 1898 de 176 páginas, y que dedicará a su hermano, sacerdote, D. Florentino Niño. En ella no va a olvidar a su querido Guadalmez, del que escribirá en su edición de 1897:

“...Antes Palacios de Guadalmez, perteneciente al señorío del Marquesado de Comares, a una legua del antiguo y derruido castillo de Aznaharon y a quinientos setenta y cinco metros de elevación, forma límite con las provincias de Badajoz y Córdoba, o sea con Garlitos, Capilla y Peñalsordo de la primera y con Santa Eufemia y el Viso de la segunda, pasando el río de su nombre a trescientos metros de distancia y la vía férrea a quinientos; pero la estación de Pedroches que es la más próxima está a cuatro kilómetros, y a seis la de Belalcázar, aprovechando el telégrafo del Gobierno de la estación de Chillón, que está a una legua.

Al ser anejo de Chillón se instruyó expediente de segregación, en mil ochocientos ochenta y uno, por los muchos y buenos elementos de vida con que cuenta; pero faltándole solo tener los dos mil habitantes que exige el artículo segundo de la Ley Municipal, fue denegado por la Diputación.

En el año mil quinientos diez y seis, según escritura otorgada en el castillo de los Donceles, el Duque de Medinaceli le hizo donación de una magnífica dehesa, la que dividida en tres quintos se dedica, uno de ellos a labor todos los años y los otros dos a pastos, sin que sus vecinos tengan que pagar nada por esas labores.

A dos kilómetros de distancia empiezan las excelentes posesiones de la Vega de San Ildefonso, propiedad del Excmo. Sr. D. Segismundo Moret, cuyo señor, con su familia, pasa algunas temporadas del año en el suntuoso Palacio que en ellas tiene.

Guadalmez, cuyo origen data de la dominación árabe y que está defendido al Norte por elevados cerros, cuanta con ochocientos habitantes, los que se dedican a la agricultura, a la crianza de animales y a la caza.

Su Iglesia parroquial de San Sebastián, que hasta el establecimiento del Obispado de Ciudad Real, perteneció al de Córdoba, está servida por el Párroco, teniendo para la Instrucción primaria, una Escuela Elemental de niños y otra de niñas, establecidas en locales alquilados, que dejan bastante que desear...”

Otro de sus objetivos, junto a la mejora de la calidad pedagógica en la enseñanza, va a ser su lucha por acabar con la precaria situación de los mismos Maestros, y como ejemplo, el artículo “Cambio de Postura”, que publicó el 15 de junio de 1900 en la Gaceta de Instrucción Pública, en el que abogaba por los derechos de los Maestros sin escuela, o la petición que elevará en noviembre de 1909, al Ministerio de Instrucción pública, con la súplica de que se autorice por parte de éste el paso de los Maestros de 625 pesetas de sueldo a las sucesivas categorías, siempre que lleven quince años de servicios, tengan las oposiciones aprobadas y estén incluidos en el escalafón de la provincia por méritos.

Si bien, tuvo algunos problemas con la Junta de Instrucción Pública de Ciudad Real por sus métodos de enseñanza, no fue expedientado por ello, como le ocurrió tras la inspección a la que fue sometido en 1903, y que en mayo de ese mismo año, la propia Junta desechaba al no encontrar cargos para tal acusación:

“…Informar a la superioridad, de acuerdo con la Inspección, que no procede la formación de expediente gubernativo al Maestro de la Escuela pública de niños de Guadalmez, anejo de Chillón, D. Leandro Niño y Fernández Izquierdo, por no resultar cargos en su contra…”

Pero todos estos malentendidos debieron influir en la decisión del Consejo de Enseñanza Nacional, para que a una persona con su trayectoria pedagógica, su formación, su generosidad y su faceta de autor, se le desestimara en agosto de 1924 su instancia de ascenso o ascensos que por tales servicios y méritos le correspondiera, pese a haber sido nombrado a finales del siglo XIX como Caballero de la Real Orden de Isabel La Católica y otorgado el Diploma para el uso de la Medalla de Plata de S.M. el rey D. Alfonso XIII, honores que atestiguaban el reconocimiento que por parte del Estado se le atribuía.

Un frío 12 de diciembre del año 1930, cuando la monarquía alfonsina daba sus últimos estertores, y los españoles soñaban con los idealas de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad, que traerían un pais más moderno y equitativo, moría, a los 73 años de edad, D. Leandro F. Niño y Fernández Izquierdo en su casa de la calle Martinez Anido nº 29 de Guadalmez, acompañado de su esposa, Doña Milagros Mayón Rojas, y de su criada Policarpa Sánchez. Sus ojos, que contemplaron el caos de la I República, no pudieron ser testigos de la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931 en la madrileña Puerta del Sol. Requiescant in pacem.

Carlos Mora Mesa

BIBLIOGRAFÍA:Mora Mesa, Carlos: “Guadalmez, de Manantial a Río. Un paseo por su Historia”. 2009

1 comentario:

  1. Hola:

    Acabo de echar un vistazo al libro y después he visto esta entrada. ¡Enhorabuena! Me parece que ha hecho un gran trabajo. Muchas gracias por compartilo.
    Saludos
    FZS

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